
https://www.unicef.es/publicacion/estado-mundial-de-la-infancia-2017-ninos-en-un-mundo-digital
Si se aprovecha de la manera correcta y es accesible a escala universal, la tecnología digital puede cambiar la situación de los niños que han quedado atrás al conectarlos a numerosas oportunidades.
Pero a menos que ampliemos el acceso, la tecnología digital puede crear nuevas brechas que impidan que los niños alcancen todo su potencial. Además, la conectividad puede llevar a que los niños vulnerables sean más susceptibles a la explotación, el abuso y hasta la trata.
Este informe aboga en favor de una acción más rápida, de inversiones específicas y de una mayor cooperación para proteger a los niños de los daños que pueden sufrir en un mundo más conectado, al tiempo que exhorta a que se aprovechen las oportunidades de la era digital para beneficiar a todos los niños.
El Estado Mundial de la Infancia 2017 trata
sobre un tema extraordinario que afecta
cada vez más a casi todos los aspectos
de la vida de millones de niños en todo
el mundo y, de hecho, de todos nosotros:
la tecnología digital.
A medida que aumenta la influencia de
la tecnología digital, y especialmente
de internet, se intensifica el debate sobre
sus repercusiones: ¿es una bendición para
la humanidad, ya que ofrece oportunidades
ilimitadas para la comunicación y el comercio,
el aprendizaje y la libertad de expresión?
¿O es una amenaza para nuestra forma de
vida, ya que socava el tejido social, incluso el
orden político, y amenaza nuestro bienestar?
Este es un debate interesante pero
esencialmente académico. Porque para
bien o para mal, la tecnología digital se
encuentra ya en medio de nuestras vidas.
Irreversiblemente.
Para bien:
El niño que vive con parálisis cerebral
e interactúa en línea en igualdad de
condiciones que los demás niños, y para quien,
por primera vez en su vida, sus aptitudes son
más “visibles” que su discapacidad.
La niña que huyó de la violencia en la
República Árabe Siria con su familia y que
recupera su futuro en el campamento de
refugiados de Zaatari orientada por una
maestra mientras usa una tableta digital
para aprender.
El joven bloguero en la República
Democrática del Congo que utiliza internet
para informar sobre la falta de agua potable
y saneamiento y otros problemas graves
en su comunidad.
Para mal:
La niña a quien las normas de su familia
o de su sociedad prohíben conectarse
a internet, y por ello pierde la posibilidad
de aprender y conectarse con amigos.
El adolescente cuya información personal
es mal utilizada por las empresas de
marketing, que la comparten en línea.
El niño para quien el videojuego se ha
convertido en un hábito y se ha apoderado
de su vida, al menos según sus padres.
Y peor aún:
Un niño impulsado casi al suicidio por el
acoso cibernético que le sigue a todos lados.
Una niña de 14 años cuyo ex novio creó un
perfil en las redes sociales con imágenes de
desnudos que él mismo le obligó a hacerse.
Una niña de 8 años en Filipinas obligada
a realizar actos sexuales en vivo por un
vecino que opera un sitio web de abuso
sexual infantil.
Más allá del daño a los niños individuales
que la tecnología digital puede facilitar
o promover está su capacidad de incitar
a la violencia a una escala masiva que afecta
la vida y el futuro de cientos de miles de niños.
No necesitamos buscar más la confirmación
de este sombrío potencial que una insidiosa
campaña realizada en los medios sociales
en Myanmar este año que provocó una
violencia espantosa contra miembros de
la minoría étnica rohingya, y que tuvo como
consecuencia que se produjeran asesinatos
y mutilaciones de niños y que cientos de
miles de personas de esta minoría tuvieran
que huir a la fuerza hacia un futuro incierto.
Internet es todas estas cosas, que reflejan
y amplifican lo mejor y lo peor de la
naturaleza humana. Es una herramienta que
siempre se usará para hacer el bien y para
hacer el mal. Nuestra labor consiste en
mitigar los daños y ampliar las oportunidades
que la tecnología digital hace posible.
De eso se trata este informe. Examina el
panorama de oportunidades que ofrece
el mundo digital en relación con los niños,
y cómo les afecta. Examina las divisiones
digitales que impiden que millones de
niños exploren a través de internet nuevas
oportunidades para aprender y, algún día,
para participar en la economía digital, algo
que podría contribuir a romper los ciclos
intergeneracionales de la pobreza.
También explora el aspecto innegablemente
oscuro de internet y la tecnología digital,
desde el acoso cibernético hasta el abuso
sexual infantil en línea y las transacciones
y monedas en la Web Oscura que pueden
hacer que sea más fácil ocultar la trata
y otras actividades ilegales que perjudican
a los niños. Examina algunos de los debates
sobre los daños menos obvios que los
niños pueden sufrir viviendo en la era digital,
desde las dependencias digitales hasta
el posible impacto de la tecnología digital
en el desarrollo y la cognición del cerebro.
Y describe un conjunto de recomendaciones
prácticas que pueden ayudar a orientar
una serie de políticas más efectivas y de
medidas comerciales más responsables
para beneficiar a los niños en la era digital.
Igualmente importante, este informe
incluye las perspectivas de los niños y
jóvenes sobre las consecuencias de la
tecnología digital en sus vidas, mediante
un relato de sus propias historias sobre
los problemas que más les afectan.
En un mundo digital, sus voces son cada
vez más más importantes, y se oyen más
alto que nunca. Se trata de un mundo que
no solamente ellos van a heredar, sino
que están contribuyendo a configurar.
Al proteger a los niños contra lo peor que
la tecnología digital puede ofrecerles,
y al ampliar su acceso a lo mejor, podemos
inclinar la balanza hacia una experiencia
de mayor calidad.
Anthony Lake
Director Ejecutivo de UNICEF
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